aqui os traemos un articulo aparecido en el ultimo numero del NUEVA ERA, que cuenta un poco la historia del futbol en nuestra provincia, bueno, ya lo descubrireis vosotros mismos.
En este apartado hablaremos un poco de la historia del Real Valladolid, nuestro equipo. Contaremos todo lo relacionado con nuestro glorioso analizando su inicio, sus grandes partidos, sus mejores jugadores, sus títulos, los campos de juego, etc.
Quizá este tema os resulte aburrido, pero todos debemos saber un poco de la historia de nuestro equipo y que mejor forma que leyendo este fanzine.
Hoy empezaremos con la historia del futbol en Valladolid. Quizá os sorprenda mucho esta pequeña historia, de la que estoy seguro que muchos no teníais constancia.
De la prehistoria a la fusión 1870 – 1928
Valladolid en el último cuarto de siglo 19, era una ciudad de 60000 habitantes, que había experimentado un notable desarrollo en los órdenes social, económico, urbanístico, cultural y también en el deportivo. Además de espectáculos populares, como las carreras de caballos, exhibiciones gimnásticas, aerostáticas, acrobáticas, pruebas de remo en el Pisuerga y de velocípedos en el Campo Grande, eran habituales las demostraciones de esgrima, los partidos de pelota (se disfrutó de uno de los mejores frontones de Europa), las sesiones de patinaje sobre las heladas aguas del río en invierno…
El fútbol, deporte emergente en las islas británicas, se extendió primero a Suiza y después a Francia (Grasshopers y Servette y Le Havre eran clubes que ya existían en la década de los 70) y después a otros países, entre ellos España.
En 1872, los ingenieros y técnicos de las minas cupríferas del Rio Tinto crearon el Huelva Recreation Club, precedente del Recreativo de Huelva. Parece indiscutible la condición de decano del fútbol español del club onubense, pero no tanto que los primeros partidos se disputasen en tierras andaluzas.
Hay pruebas que dictaminan que en los años en los cuales se fundó el Recreativo de Huelva, los futuros sacerdotes británicos ya le arreaban buenas patadas al balón en sus fincas vallisoletanas de las proximidades del cementerio y Canterac, y también en las que durante el verano utilizaban en los pueblos de Boecillo. En un documento de las dependencias del colegio San Albano que aún subsiste en la calle Don Sancho, se hace mención a la finca de 150 hectáreas de Boecillo (en la zona donde se sitúan actualmente los restaurantes de las famosas bodegas) “donde se juega al football y al cricket y se practica la natación en una alberca de más de un siglo de antiguedad”. El documento en cuestión data de 1875, prueba bastante clara de que antes de esa fecha ya se jugaba en Valladolid. En un libro de Maurice Taylor sobre la actividad de los colegios escoceses en España, se dice que entre 1875 y 1887, el de Valladolid alternaba la formación de los alumnos con la práctica de deportes como el football, el cricket, el tennis y los rounders, un juego parecido al béisbol.
Es evidente, pues, que Valladolid puede reclamar con tanto derecho como Huelva la paternidad futbolística en nuestro país, aunque su práctica apenas transcendiera porque los aspirantes a curas que provenían de la rubia Albión jugaban entre sí sin dar participación a los nativos. Además sus fincas estaban en los extrarradios y muy esporádicamente acudían los chiquillos como espectadores de un juego del cual no entendían absolutamente nada.
En los últimos años del siglo 19 cuando los jóvenes vallisoletanos se sienten interesados en un deporte que se extiende por España gracias a la relación que los puertos de Bilbao y Vigo mantienen con las Islas Británicas y a la instalación en Barcelona de Hans Gamper que fue el fundador del F.C. Barcelona. En la capital del Pisuerga, el principal impulsor fue Julio Alonso, que había viajado por distintos países europeos, entre ellos Inglaterra, “importando” entre otras novedades la de la práctica del futbol. Fue él quien explicó a otros deportistas locales las reglas del juego y enseñó las nociones técnicas que acababa de conocer en sus salidas al extranjero.
Alonso estaba muy bien dotado y fue un buen maestro a quien los ingleses y escoceses permitían de vez en cuando intervenir en sus partidos, coto cerrado durante muchos años. Así comenzó la lenta pero imparable evolución del futbol vallisoletano, cuyo primer escenario verdaderamente autóctono fue el páramo de San Isidro, donde con anterioridad se habían celebrado carreras de caballos y demostraciones aerostáticas con nutrida presencia de una población a la que le encantaba las novedades y, sobre todo, los espectáculos gratuitos. Lo único bueno que tenía San Isidro para la práctica del fútbol era su extensión, porque el terreno era infame, una áspera gravera en la que los “equipiers” se dejaban la piel en cada lance, circunstancia que no hacía sino incrementar la diversión de los espectadores.
La rivalidad en el fútbol ya existía en sus comienzos, es así como en un partido entre el Real Valladolid y el Palencia, el capitán del bando Pucelano recibió el impacto de una piedra en la sien, con tan mala fortuna que murió a consecuencia del impacto. En la iglesia de la Magdalena existió una lapida que perpetuaba la memoria del desgraciado jugador.
Asimismo, en el programa de Ferias de 1904 se incluía la disputa de un partido “a cuatro goles”, con subvención municipal, lo que constituye una prueba irrefutable de la carta de naturaleza que estaba adquiriendo el futbol entre la población. Las arcas del municipio no soltaban un duro si no existía la completa seguridad de que el patrocinio iba a tener una repercusión social.
Hasta aquí este inicio de la historia de la cual forma parte nuestro equipo, aunque no hayamos hablado de él. En el siguiente fanzine daremos a conocer los inicios y la fundación de nuestro club. Hasta entonces a seguir presumiendo del equipo que tenemos.
Real Valladolid hasta la muerte.
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